Hospital de Tavera

      Hay un edificio en Toledo por el que he pasado muchas veces y tenía verdaderas ganas de visitarlo por dentro, no es un edificio normal, tiene una cúpula octogonal y en el centro de la misma hay un vórtice de 24500 UB, esto es algo que conozco desde hace años, lo he testado muchas veces al pasar con el coche a su lado, pero me atraía el comprobar si realmente el vórtice estaba en el centro de su cúpula y si había algo especial bajo esa cúpula.

                       

      Hablo, como algunos habrán imaginado, del Hospital de San Juan Bautista, más conocido como Hospital Tavera. Porque está fue la gran obra del Cardenal Juan Pardo Tavera, Arzobispo primado de Toledo e inquisidor general.

 

      Tal vez al encontrarse fuera de las murallas de la ciudad no sea uno de los edificios más visitados, pudo, sin duda el cardenal Tavera, elegir un lugar dentro del recinto amurallado para construir su obra y no lo hizo, la razón pasa desapercibida para muchos, pero no para mi, hubo una razón especial, la única que movió al Cardenal a elegir este lugar, la de construir en él un panteón que albergase su tumba, un lugar que no pudo encontrar en el interior de la ciudad, solo había otro igual y la catedral hacía descansar uno de sus muros sobre él. Hablo del interés telúrico del lugar, lo importante no era el hospital, pudo ser un palacio o un convento, lo importante era la iglesia, un templo especial sobre un lugar especial y su tumba sobre ese lugar, el Cardenal Tavera persiguió sin duda la inmortalidad, o tal vez un acercamiento a la santidad y decidió que su cuerpo fuese uno de los cuerpos incorruptos de la Iglesia, él conocía el secreto sin duda, por eso no le importó dedicar tan importante suma a la que sería su obra póstuma, sin duda lo consiguió, su nombre no sería tan conocido si no existiese este edificio. Su sepulcro situado en el centro de la nave de la iglesia, un lugar tal vez poco usual, pero era su iglesia, construida con su aporte, ¿alguien tendría algo que decir? Este sepulcro construido en mármol de Carrara fue la última obra de Alonso de Berruguete, una bella obra, sin duda. Se conserva un cuadro del Cardenal, una obra que El Greco realizó 60 años después de su muerte, tomando como modelo una mascarilla de yeso que se hizo al cardenal tras su muerte.

   

     Por desgracia no he podido visitar la cripta de esta iglesia, se encontraba cerrada, tal vez en la próxima ocasión, es una bóveda semicircular que alberga los cuerpos de la familia Medinaceli, dicen que lo que más impresiona es la acústica de la sala, situarse en el centro de la misma (sobre el vórtice) y sentir como te envuelve el sonido, dicen, que es una sensación única e inolvidable.

 

       

     Volvamos a la planta superior, una cúpula formando un octógono y en centro del mismo el vórtice, el sepulcro y en lo alto, sobre el chapitel, una esfera metálica coronada por una cruz, ¿contendrá esta esfera, emulando a las de El Escorial, las reliquias de algún santo? cabe la posibilidad, que mejor lugar para situar una reliquia que sobre un vórtice, no sería la primera vez, además en lo más alto, elemento protector del templo, ignoro si estoy en lo cierto en esto último, lo del vórtice lo aseguro sin duda alguna, hay más, tras el hospital había un convento, hoy convertido en hotel, concretamente el Hotel María Cristina, aún su fachada conserva el ábside románico de su iglesia, en su interior el restaurante El Ábside conserva una alteración telúrica muy escasa, un Ángulo Sacro, tres vórtices de 13500 UB formando una ángulo, a estas dos alteraciones telúricas cuando ambas se encuentran en un mismo templo las he bautizado con el nombre de Enclave Espiritual, tal vez una gran catedral podría haberlas unido, el Ángulo sacro en su cabecera y el vórtice de 24500 UB en la nave derecha del transepto.

 

                                       

              

      Quiso el destino, porque yo no dudo que todos nacemos con nuestra vida escrita de antemano y tan solo en unas pocas ocasiones este es cambiado por circunstancias desconocidas. Lo quiso el destino o tal vez fue voluntad divina, pero los sueños de Juan Pardo de Tavera solo fueron una realidad incompleta, la fatalidad hizo que falleciese en Valladolid, lugar al que se desplazó para celebrar las exequias de la princesa María Manuela de Portugal, muerta al parir a su hijo, el infante Carlos. El pidió ser enterrado a su muerte en su sepulcro, situado en el centro de la iglesia del hospital por el fundado, pero su capilla funeraria no estaba terminada cuando falleció, es por eso que aunque se terminó a toda prisa, su cuerpo permaneció casi un mes en la Catedral de Valladolid, corría el mes de agosto de 1552. No consiguió el sueño perseguido, será recordado por sus obras, pero no por la incorruptibilidad de su cuerpo, si tras su muerte hubiese sido enterrado en el lugar que el mismo eligió no tengo ninguna duda de que su cuerpo ahora estaría momificado, pero 4 semanas en agosto es tiempo más que suficiente para que el proceso de la putrefacción avance inexorablemente.

 

 

 

 

                                                    Epifanio Alcañiz

                                                      Investigador de las energías telúricas

 

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