Sepulcro de Santa Teresa de Jesús

        Teresa de Cepeda y Ahumada pasó a la historia como Santa Teresa de Jesús. Este artículo no pretende en absoluto mencionar ningún pasaje de su vida ejemplar. Tan solo trato de analizar el motivo de la momificación de su cuerpo, el porqué, más allá de su vida y milagros, su cuerpo permanece incorrupto 430 años después de su muerte.

      Santa Teresa fallece el 4 de octubre de 1582 en Alba de Tormes (Salamanca). Para su enterramiento se elige un lugar dentro de la iglesia de la Anunciación, iglesia del convento de las Madres Carmelitas Descalzas que ella misma fundó en el año 1571. El sepulcro original, es decir el lugar donde fue enterrada Santa Teresa, se sitúa en el lateral izquierdo de la nave, un arco se abre en la pared para dejar lugar al sepulcro. Según reza en un escrito sobre el mismo, la santa recibió sepultura en la tierra y a los 9 meses la tumba se abrió por haber cedido parte de la misma; fue entonces cuando se descubrió  que su cuerpo permanecía incorrupto.  Desde  1615 a 1760 sus restos fueron depositados en un sarcófago de mármol que se sitúo sobre el lugar del enterramiento. Debido al aumento del peregrinaje para visitar el cuerpo de la santa se decide ampliar la iglesia entre 1671 y 1678, añadiendo entonces el crucero, la capilla mayor, la sacristía y los camarines alto y bajo.

                         

      El cuerpo de Santa Teresa descansa actualmente en el sepulcro habilitado en el retablo de la capilla mayor. Algunas reliquias como el corazón y el brazo izquierdo se encuentran en la sala de Santa Teresa, en la misma iglesia.

                                                 

      Han pasado ya algunos años desde mi visita a Alba de Tormes. Recuerdo que en aquella ocasión, como en casi todas cuando por primera vez piso una iglesia, mi reacción fue sacar el péndulo y preguntar en qué lugar se situaba el vórtice. En este caso ya había testado la fachada desde casa y sabía que allí existía un vórtice de 24500 UB, algo que se confirmó cuando tuve la iglesia ante mis ojos. Nada más pasar al interior y ante mi pregunta, el péndulo me indicó una dirección hacia la parte izquierda de la nave. Mi sorpresa fue grande al verme frente al sepulcro que contuvo su cuerpo y observar con fascinación que este se situaba en el centro mismo del vórtice. Este hecho venía a confirmar mis sospechas, aquello a lo que tanto tiempo he dedicado; venía a confirmar mi teoría sobre la momificación y a inyectarme una buena dosis de entusiasmo para seguir investigando en ese camino. Habían elegido para el enterramiento de Santa Teresa el vórtice de 24500 UB, ¿por casualidad? No lo creo. Quien lo hizo sabía perfectamente que si el lugar señalado era el correcto, la posibilidad de que esto sucediera era muy alta.

                         

                         

      Un vórtice de 24500 UB siempre se da sobre una vena de agua y la superposición de un cruce de la Red Curry y un cruce de la Red Hartmann, (estos dos cruces superpuestos se conocen como Punto Estrella). Sin duda estos dos cruces superpuestos constituyen una grave geopatía, pero  al entrar en juego una vena de agua, (otra grave geopatía), por algo que desconozco, en el lugar surge un vórtice. El vórtice es una columna de energía sutil, una columna circular de unos 60 cm. donde la energía se hace mucho más densa, esta genera a su alrededor un campo energético de forma octogonal, que yo he denominado Octógono Radiante, con una densidad  que se sitúa entre las 11500 - 12500 UB y con un diámetro de unos 4 metros.

       A veces no resulta sencillo saber el lugar exacto donde fue enterrado en origen un cuerpo incorrupto, ya que desde el momento en que esto se descubre, el cuerpo cambia de situación y el lugar de origen deja de tener importancia. Todo el interés gira en torno al cuerpo, nunca es importante el lugar del enterramiento. Por ello a veces habría que desempolvar antiguos escritos para averiguar en qué lugar fueron enterrados.

       Todos los templos, desde los prehistóricos dólmenes, pasando por altares a los distintos dioses, sinagogas, mezquitas, templos budistas,  iglesias, etc., todos sin excepción hasta los siglos XV al XVIII (dependiendo de los países), han elegido para su construcción un lugar favorecido por estos vórtices. Actualmente salvo aisladas excepciones esta costumbre se ha perdido. Quizás porque  quedan pocas personas con la percepción suficiente como para detectarlos; también porque antes a la hora de elegir un lugar para levantar una ciudad, primero se elegía el lugar donde se asentaría el templo, ahora los nuevos barrios no dejan esa opción disponible y la parcela que ha de albergar un templo es una entre las demás.

      Hay muchos cuerpos incorruptos en la Iglesia. Hubo un tiempo en el quizás esto pudo influir a la hora de santificar a una persona, pero quizás lo que más debió contribuir a que este secreto no fuese descubierto fue sin duda la fuente de ingresos que suponía para un templo el conservar un cuerpo incorrupto. Las peregrinaciones y donaciones se multiplicaban en busca de los favores del incorrupto, que reconocido o no como santo por la Iglesia, pasaba a ser  considerado por el pueblo como portador de la facultad de otorgar milagros.

 

                                                    Epifanio Alcañiz

                                                      Investigador de las energías telúricas

 

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